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Las plantas necesitan agua para crecer. La falta de agua puede reducir drásticamente el rendimiento de las plantas.

Estrés por sequía en la remolacha azucarera: ¿cuál es la situación actual?

La remolacha azucarera es un cultivo robusto con una tolerancia a la sequía superior a la de muchos otros cultivos. Al garantizar las mejores condiciones para un buen comienzo (por ejemplo, utilizando semillas de calidad y tratadas), los agricultores se benefician del sistema de defensa natural del cultivo. 

El cambio climático es la causa del aumento de la temperatura durante la importante fase de crecimiento de la remolacha azucarera, pero también provoca períodos alternos de sequía y lluvias intensas. Si bien la remolacha puede beneficiarse del calor en un momento dado, también puede verse perjudicada más adelante, ya que las altas temperaturas ralentizan su crecimiento. A temperaturas superiores a 35 °C, la remolacha deja de crecer. La alta intensidad de la luz en los días soleados y cálidos hace que las hojas de la remolacha se calienten. La necesidad de agua suele surgir principalmente en verano, cuando el cultivo alcanza su máximo crecimiento. 

A largo plazo, los cambios en el clima estival suponen, por tanto, una amenaza real para la remolacha azucarera, a pesar de que esta planta puede soportar razonablemente bien la sequía de forma natural. Por lo tanto, es importante apostar por variedades robustas para aumentar la resistencia del cultivo a condiciones de estrés como la sequía. Para adaptarnos a esta situación y contribuir al aumento de los rendimientos, en los últimos años hemos desarrollado estrategias que ofrecen resultados concretos y medibles. 

¿Cómo responden las plantas, y en particular la remolacha azucarera, al estrés hídrico?

Las plantas suelen adoptar cuatro estrategias para hacer frente a la sequía:

  1. Ignorar el estrés hídrico: estas variedades continúan desarrollándose con normalidad, como si no hubiera sequía y las condiciones fueran normales. Esta estrategia es interesante cuando la sequía es de corta duración y baja intensidad, pero muy negativa en caso de sequías prolongadas.
  2. Evitar los daños causados por la sequía: mediante adaptaciones a nivel fisiológico y celular, las variedades pueden evitar el déficit hídrico y los daños causados por la sequía.
  3. Mejora de la eficiencia hídrica: estas variedades requieren menos agua para crecer. Utilizan un mecanismo para reducir la transpiración de agua durante el intercambio de CO2 y la regulación de la temperatura (a través del rizado o marchitamiento de las hojas para reducir la superficie foliar, el cierre de los estomas en períodos secos para reducir la transpiración, etc.).
  4. Aumento de la absorción de agua: Estas variedades desarrollan un sistema radicular profundo y muy ramificado para mejorar la absorción de agua.

El éxito de cada una de estas estrategias depende de la naturaleza de la sequía (severidad, duración, brusquedad o gradualidad, precocidad, etc.). Por ejemplo, los mecanismos de comportamiento para reducir la transpiración son interesantes cuando la sequía es de corta duración o se produce solo durante las horas más calurosas del día. De este modo, la pérdida de rendimiento es limitada.

¿Cómo mejorar la tolerancia al estrés hídrico?

La estrategia para tolerar la sequía depende del tipo de sequía que sufre la planta. La tolerancia a la sequía es una cuestión compleja, ya que requiere diferentes funciones en la planta y, por lo tanto, puede implicar muchos genes: modificación del enraizamiento, modificación de la superficie foliar, modificación de la apertura estomática, etc. En condiciones de estrés hídrico moderado, el mantenimiento del crecimiento foliar favorece la fotosíntesis y, por lo tanto, el rendimiento. En condiciones de sequía más intensa y prolongada, esta característica, que también provoca una elevada evaporación y transpiración de las plantas, puede conducir a un agotamiento más rápido del suministro de agua y, por lo tanto, a una mayor dificultad para la supervivencia de las plantas. 

En resumen, en condiciones de sequía, las plantas se ven sometidas a un importante compromiso entre limitar la pérdida de agua y seguir absorbiendo CO2 para la fotosíntesis. 

En el mejoramiento genético, debemos tener en cuenta la respuesta general de las plantas al déficit hídrico, para cada contexto climático (fechas, intensidad y frecuencia de las sequías, profundidad del suelo, etc.). Nunca podremos obtener híbridos que mantengan su productividad sin una alta transpiración, ya que esta es necesaria para la fotosíntesis y el crecimiento. Por lo tanto, nos centramos en otros rasgos que mejoran la resistencia a la sequía sin afectar negativamente al rendimiento, como una absorción más eficiente del agua. En los últimos años, SESVanderHave ha identificado con éxito variedades que pueden reducir significativamente las pérdidas de rendimiento durante sequías prolongadas.

¿Qué herramientas utilizamos para mejorar la tolerancia a la sequía?

  1. En SESVanderHave, contamos con una amplia red de pruebas en zonas afectadas regularmente por el estrés hídrico. La mayoría de las plataformas de ensayo están equipadas con estaciones meteorológicas que permiten un análisis detallado de las condiciones ambientales. Supervisamos el alcance de la sequía en nuestras diferentes parcelas de ensayo para evaluar el impacto en el rendimiento de nuestras diferentes variedades.
  2. También realizamos pruebas comparativas entre parcelas de regadío y de secano para evaluar las diferencias de comportamiento.
  3. Desde hace varios años, también se utilizan drones para este problema de estrés por sequía. SESVanderHave colabora con la empresa VITO, experta en este campo. Gracias a las mediciones realizadas por el dron durante el periodo de sequía, podemos identificar diferencias genéticas en determinados criterios que influyen en el estrés por sequía. Para ello, utilizamos un método desarrollado por SESVanderHave. De este modo, se acelera y mejora la selección en función de este criterio.